La mayoría de los marcos fabricados durante el siglo XIX y parte del siglo XX suelen tener unas preciosas decoraciones realizadas en estuco mediante molde, que van colocadas sobre la moldura de madera, y acabadas en oro de diferentes calidades. La fragilidad de este material (el estuco) el paso de los años y la mala manipulación de la pieza suelen ser los causantes de graves desperfectos y pérdidas de volumen en las decoraciones del marco.
El aspecto que llegan a presentar estos marcos con el transcurrir de los años puede ser bastante desesperanzador para el propietario que a veces opta por desprenderse del marco y sustituirlo por uno nuevo, de factura moderna.
Nuestro consejo es nunca renunciar a estos marcos. Pensar que no tienen arreglo es un error, ya que siempre es posible reponer las partes perdidas partiendo de las partes que aún nos quedan. Es un trabajo algo tedioso ya que hemos de fabricar moldes de las partes conservadas, de los cuales extraeremos las nuevas ornamentaciones que habrá que reintegrar con sumo cuidado en el marco para que vuelva a adquirir su esplendor inicial. La última fase del trabajo consistirá en reintegrar el tono dorado.
Una pintura antigua a la que se le retira su marco original, siendo este sustituido por uno moderno, está perdiendo literalmente valor de mercado. No se desprenda del marco, restáurelo y revalorice la obra completa.